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Cuando era niño, mi papa nos llevaba a mis hermanos y a mí a veranear a Villa. Debo admitir que como era más pequeño, le tenía un poco de miedo a meterme a ese mar al que siempre le he tenido un respeto, y mucho más si se trata del mar de Villa.
No recuerdo exactamente cuando fue que empezó mi admiración por el mar, pero imagino que más o menos a la edad de 12 o 13 años, junto con uno de mis hermanos empezó nuestra afición por el BodyBoard, deporte que el sigue practicando y que yo he dejado de lado por el momento (léase, hasta comprarme una bodyboard y accesorios).
Posiblemente aquí comenzó todo esto que hasta el día de hoy me motiva a ir al mar todas las veces q pueda...y también cuando no pueda.
Este pasado fin de semana al igual que casi todos los fines de semanas anteriores, me la pase prácticamente veraneando en las playas que mas frecuento: La encantada de Villa, La Herradura, también tuve oportunidad de ir a Las Sombrillas (realmente jamás me gusto y jamás me gustara esa playa), El Silencio en el sur, San Bartolo, Punta Negra, Punta Rocas, Punta Hermosa, Cerro Azul etc. etc.
No puedo quejarme, realmente este verano lo he disfrutado al máximo tanto de día como de noche, incluso mas que el año pasado donde, hubieron muchos motivos que me lo impidieron.
Este pasado fin de semana fue algo especial a diferencia de los otros. Llegue a la playa alrededor del medio día, ahí cuando el sol quema más y pensando encontrar a mucha gente. Pero cuando terminaba de cruzar el túnel de La Herradura, con mi música preferida en los oídos; divise el mar a lo lejos, y vi La Herradura de color verde esmeralda. -No lo podía creer- en todo el verano no la vi así. El Point estaba calmado y solo habían olas para el lado del Pico.
Pero… no era todo; la playa estaba desierta!! , máximo 25 personas a todo lo largo y ancho. Realmente me llamo mucho la atención, ya que semanas anteriores estaba reventando de gente.
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Que paso me dije yo? Me pare en el malecón para divisar la playa y al único conocido que divise, fue a Daniel, un amigo del barrio que se encontraba tirado panza pa arriba sobre su toalla de Coca Cola y bronceándose bajo los inclementes rayos del sol. Me le acerque y lo desperté. Me contó que había bajado solo, desde las 10 a.m. y me dijo que el mar estaba – buenazo!!! – con ese ímpetu que solo el sabe expresar.
Detrás de nosotros, un grupo de Bodyboarders se preparaban para hacer su ingreso, algunos enceraban sus Moreys y otros hacían el calentamiento previo. Uno de ellos llevo a su novia para que les cuidase las cosas a el y a todo el grupo. Al ver la escena me acorde de cuando era mas chico y mis amigos y yo, hacíamos lo mismo con nuestras amigas y otros con su enamoradas. Las llevábamos con la única intención de que nos cuiden las cosas. Realmente me vinieron muchas escenas de ese tipo a mi cabeza.
El sol quemaba más que nunca; no perdí tiempo, deje mis cosas con Daniel y me dispuse a entrar al mar.
Luego de cruzar el sendero de piedras y patear algunas de ellas, incluidas las que el mar con su fuerza empotraba en mis pies, que dicho sea de paso aun me duelen de tanta piedra; me pare en la orilla, me persigné 3 veces (para pedirle al de arriba que me proteja, por que a pesar de lo lindo q aparente el mar, le tengo respeto) y entre al mar- el agua estaba mas helada que nunca! – pero aun así, el calor era tal que me quede un buen rato dentro corriendo alguna que otra olita a pecho.
Aun seguía dentro del mar, cuando de pronto mire a mi derecha, luego a mi izquierda, mire hacia la orilla y me doy cuenta que era el único, no había nadie mas - una sonrisa invadió mi rostro y por un momento sentí que el mar que bañaba La Herradura era solamente mío- , junte mis manos sobre mi nuca y me tire para atrás; mire hacia arriba y sonriendo, me quede flotando cual muertito, contemplando el cielo que no tenía ni una sola nube…. y estuvo más azul que nunca.
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De pronto tuve que salir por q Daniel mi amigo ya se iba y no quería dejar mis cosas solas. A pesar de no haber gente, por ahí no falta alguien que le gusta apropiarse de lo ajeno (léase: arenero = choro = ladrón).
Salí al toque y me despedí de Daniel, no sin antes agradecerle, haber cuidado mis cosas y que haya dejado un montículo de piedras que el construyo, el mismo que me sirvió como un reconfortante espaldar natural –nos vemos luego- me dijo, mientras lo veía subir las gradas del malecón y alejarse con su toalla de Coca Cola en sus hombros.
Me recosté sobre el montículo de piedras, saque mi MP3 y puse mi música preferida; trate de dormir pero no lo conseguí, así que me puse a ver como los chicos con sus Moreys, ingresaban uno a uno corriendo con las aletas puestas, tomando impulso, tirándose sobre la Morey para luego caer en el agua y empezar la remada; conjuntamente con el pataleo de las aletas, que a lo lejos parecían una especie de lanchita a motor. La marea crecía y las olas cada ves mas buenas, estoy seguro que ese grupo se bacilo muchísimo esa tarde al igual que yo, donde la playa solo fue para los pocos que fuimos.
-Que hermosa playa- me decía y la contemplaba de extremo a extremo; pero luego me puse a pensar, repase mi niñez y comencé a compararla con el presente y recordé muchísimas cosas que la playa tenia antes y ya no están más.
Creo que no hay que ser muy experto para darse cuenta de que La Herradura ha perdido muchísimo de su encanto y que hace mucho que se encuentra descuidada ; creo que podría hasta decir que es la mas descuidada de todo el litoral limeño.
El malecón que antiguamente lucia sus losetas de granito que al fin y al cabo no eran las mejores, pero por lo menos había. A la pista ya no le entran más huecos de los tantos que ya tiene. Las tomas de agua que habían para que la gente pueda asearse ya no existen mas, la comisaría, la posta medica, ni el megáfono donde antes transmitían música de antaño y donde a cada rato te pasaban –la hora Inca Kola - .
El mar parece haberse dado cuenta de estoy cual castigo se ha tragado parte de la arena dejándonos solo un minúsculo espacio de playa y una buena porción de “piedras” las mismas que gracias a un alcalde que quiso hacer una carretera sin estudio alguno, comenzó a dinamitar los acantilados y estas terminaron a parar en el lecho marino, afectando la flora y la fauna que habitaban el mar y del mismo modo afectando a la “Ola de la Herradura una de las mas perfectas y conocidas en todo Sudamérica”..jpg)
El descuido que sufre la misma también se da por parte de la gente que la labora allí desde hace mucho tiempo, los restaurantes o locales de entretenimiento, a excepción de algunos que por su antigüedad “sacan cara” por el lugar (El Suizo, El Riviera, etc.) pero la mayoría necesita renovarse (La ex Maquina del Sabor...y uno que otro que dice llamarse restaurante.).
Incluso la gente que labora ahí aporta un poco de este descuido al seguir alquilando unas sombrillas y asientos que ya no tienen ni color, en muchos casos muchas están oxidadas y deterioradas y la verdad que dan mal aspecto y una nota lúgubre a una playa tan hermosa.
No se donde quedo La Herradura que conocí cuando niño, donde uno podía ir y revolcarse con el grupo inmenso de amigos en sus arenas que no lucían tanto desperdicio como el que tiene ahora, se podía corretear para meterse al mar sin peligro de tropezar o golpearse con alguna piedra, ya que no existían.
Me parece que antes los restaurantes también lucían más provocativos a la vista y más elegantes, tanto de día como de noche, dando un aspecto más agradable.
En algún tiempo La Herradura era una de las playas más hermosas que tenía Lima y el continente, donde solo la crema y nata llegaba tanto a veranear como para correr las “olas perfectas” que había en su mar. Se le nombro la mas “Elegante de Lima” y si que era bien respetada.
Con esto no trato de insinuar que vuelva a ser así; ya que los tiempos han cambiado y ahora esta playa nos pertenece a todos, sin importar condición social, raza ni religión. Solo que muchas veces, decepciona ver a personas humildes (tanto del distrito como de otros) dejar la playa más sucia de lo que la encontraron.
Mi madre siempre me enseño que el hecho de ser humilde, no significa que tengas que ser sucio, así que no entiendo el porque de esto, y el por que, las autoridades no refuerzan la limpieza en la playa.
En fin!!…quise seguir disfrutando de ese día, pero ya no lo logre. Inmediatamente me puse a pensar a cerca de que cambios se podrían hacer a la playa para que vuelva a ser la misma de antes; pero grande fue mi decepción al recordar, que gran parte de los terrenos han sido vendidos a una constructora; la misma que piensa convertir a La Herradura en un gigantesco complejo residencial cuyo nombre será “COSTA AZUL”.
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Imaginas un conjunto inmobiliario y turístico de 200 hectáreas, frente a los mares de La Herradura.
Con edificios residenciales, parques ecológicos, hoteles de 4 y 5 estrellas, restaurantes, colegios privados, iglesia cuyas escalinatas descienden hasta las orillas, dos centros comerciales más espaciosos que el Jockey Plaza, un faro, un muelle para estacionar aproximadamente doscientos cincuenta yates. De hecho, este muelle amansaría el mar y lo convertiría en una poza, ideal para embarcar y desembarcar. Y la mítica ola de La Herradura, simplemente, desaparecería.Además del cambio de mareas, la biodiversidad marina también se vería afectada. Y los efectos repercutirían en todos los veraneantes, no sólo tablistas. Un día normal, se estima, habría en este lugar unas 30 mil personas en plena actividad y otras tantas en la playa, tomando sol. ¿Te imaginas? ¿Te asusta?
Desde un principio esta constructora alegó que los restaurantes del boulevard de La Herradura –la franja frente al mar en la que están la comisaría y la torre además de los históricos El Suizo, Costa Azul, el S.O.S., etc.– se encontraban dentro de su propiedad y de esa manera se inició un litigio que continúa hasta hoy.
La gente ha levantado su voz de protesta por esto, los surfers haciendo campeonatos para salvar a La Herradura, otros juntaron firmas para presentarlas a instituciones internacionales de conservación de Olas, ya que para muchos alterarla seria como destruir MachuPichu, o como construir una carretera en medio del Estadio Nacional.
Para muchas personas incluido yo, La Herradura es un santuario. Incluso el presidente remitió al Congreso de la República el proyecto de ley que declara Monumento Histórico y la intangibilidad absoluta del Morro Solar del Chorrillos. El proyecto tiene la finalidad de preservar ese importante patrimonio histórico para las generaciones futuras, como testimonio del heroísmo, valor y sacrificio de miles de peruanos que ofrendaron sus vidas en defensa de Lima durante la invasión chilena en la Guerra del Pacífico.
En que terminara todo esto?, no lo sabemos; es más, estando allí no me importaba. Solo quería pasar un buen momento, disfrutar de mi música, el mar, las olas, el sol, la arena, de la poca gente que había, de la paz que existía, y de las sombrillas despintadas, que dicho sea de pasó, podría apostar, darán sombra muchos veranos mas .
El tiempo avanza y sin darnos cuenta dejamos de ver a la naturaleza como aliada y ensayamos atentados que no solo afectan su belleza, si no también, la relación con el propio ser humano y el ambiente en el que vive

La Herradura es un paisaje soñado –legendario y prometedor- esperemos que siga ahí por mucho tiempo languideciendo en invierno y reviviendo en verano.
Te doy gracias por haber podido disfrutar de tu playa, de tu mar, de toda la gente linda que te concurre, de todos los días de verano y de tus noches de juerga interminables.
Y por más descuidada y desamparada que te encuentres, siempre serás para mí, -la mejor playa de todo Lima-.
¡Ahora,….Ya se de donde viene mi admiración por el mar!
No recuerdo exactamente cuando fue que empezó mi admiración por el mar, pero imagino que más o menos a la edad de 12 o 13 años, junto con uno de mis hermanos empezó nuestra afición por el BodyBoard, deporte que el sigue practicando y que yo he dejado de lado por el momento (léase, hasta comprarme una bodyboard y accesorios).
Posiblemente aquí comenzó todo esto que hasta el día de hoy me motiva a ir al mar todas las veces q pueda...y también cuando no pueda.
Este pasado fin de semana al igual que casi todos los fines de semanas anteriores, me la pase prácticamente veraneando en las playas que mas frecuento: La encantada de Villa, La Herradura, también tuve oportunidad de ir a Las Sombrillas (realmente jamás me gusto y jamás me gustara esa playa), El Silencio en el sur, San Bartolo, Punta Negra, Punta Rocas, Punta Hermosa, Cerro Azul etc. etc.
No puedo quejarme, realmente este verano lo he disfrutado al máximo tanto de día como de noche, incluso mas que el año pasado donde, hubieron muchos motivos que me lo impidieron.
Este pasado fin de semana fue algo especial a diferencia de los otros. Llegue a la playa alrededor del medio día, ahí cuando el sol quema más y pensando encontrar a mucha gente. Pero cuando terminaba de cruzar el túnel de La Herradura, con mi música preferida en los oídos; divise el mar a lo lejos, y vi La Herradura de color verde esmeralda. -No lo podía creer- en todo el verano no la vi así. El Point estaba calmado y solo habían olas para el lado del Pico.
Pero… no era todo; la playa estaba desierta!! , máximo 25 personas a todo lo largo y ancho. Realmente me llamo mucho la atención, ya que semanas anteriores estaba reventando de gente.
.jpg)
Que paso me dije yo? Me pare en el malecón para divisar la playa y al único conocido que divise, fue a Daniel, un amigo del barrio que se encontraba tirado panza pa arriba sobre su toalla de Coca Cola y bronceándose bajo los inclementes rayos del sol. Me le acerque y lo desperté. Me contó que había bajado solo, desde las 10 a.m. y me dijo que el mar estaba – buenazo!!! – con ese ímpetu que solo el sabe expresar.
Detrás de nosotros, un grupo de Bodyboarders se preparaban para hacer su ingreso, algunos enceraban sus Moreys y otros hacían el calentamiento previo. Uno de ellos llevo a su novia para que les cuidase las cosas a el y a todo el grupo. Al ver la escena me acorde de cuando era mas chico y mis amigos y yo, hacíamos lo mismo con nuestras amigas y otros con su enamoradas. Las llevábamos con la única intención de que nos cuiden las cosas. Realmente me vinieron muchas escenas de ese tipo a mi cabeza.
El sol quemaba más que nunca; no perdí tiempo, deje mis cosas con Daniel y me dispuse a entrar al mar.
Luego de cruzar el sendero de piedras y patear algunas de ellas, incluidas las que el mar con su fuerza empotraba en mis pies, que dicho sea de paso aun me duelen de tanta piedra; me pare en la orilla, me persigné 3 veces (para pedirle al de arriba que me proteja, por que a pesar de lo lindo q aparente el mar, le tengo respeto) y entre al mar- el agua estaba mas helada que nunca! – pero aun así, el calor era tal que me quede un buen rato dentro corriendo alguna que otra olita a pecho.
Aun seguía dentro del mar, cuando de pronto mire a mi derecha, luego a mi izquierda, mire hacia la orilla y me doy cuenta que era el único, no había nadie mas - una sonrisa invadió mi rostro y por un momento sentí que el mar que bañaba La Herradura era solamente mío- , junte mis manos sobre mi nuca y me tire para atrás; mire hacia arriba y sonriendo, me quede flotando cual muertito, contemplando el cielo que no tenía ni una sola nube…. y estuvo más azul que nunca.
+2.jpg)
De pronto tuve que salir por q Daniel mi amigo ya se iba y no quería dejar mis cosas solas. A pesar de no haber gente, por ahí no falta alguien que le gusta apropiarse de lo ajeno (léase: arenero = choro = ladrón).
Salí al toque y me despedí de Daniel, no sin antes agradecerle, haber cuidado mis cosas y que haya dejado un montículo de piedras que el construyo, el mismo que me sirvió como un reconfortante espaldar natural –nos vemos luego- me dijo, mientras lo veía subir las gradas del malecón y alejarse con su toalla de Coca Cola en sus hombros.
Me recosté sobre el montículo de piedras, saque mi MP3 y puse mi música preferida; trate de dormir pero no lo conseguí, así que me puse a ver como los chicos con sus Moreys, ingresaban uno a uno corriendo con las aletas puestas, tomando impulso, tirándose sobre la Morey para luego caer en el agua y empezar la remada; conjuntamente con el pataleo de las aletas, que a lo lejos parecían una especie de lanchita a motor. La marea crecía y las olas cada ves mas buenas, estoy seguro que ese grupo se bacilo muchísimo esa tarde al igual que yo, donde la playa solo fue para los pocos que fuimos.
-Que hermosa playa- me decía y la contemplaba de extremo a extremo; pero luego me puse a pensar, repase mi niñez y comencé a compararla con el presente y recordé muchísimas cosas que la playa tenia antes y ya no están más.
Creo que no hay que ser muy experto para darse cuenta de que La Herradura ha perdido muchísimo de su encanto y que hace mucho que se encuentra descuidada ; creo que podría hasta decir que es la mas descuidada de todo el litoral limeño.
El malecón que antiguamente lucia sus losetas de granito que al fin y al cabo no eran las mejores, pero por lo menos había. A la pista ya no le entran más huecos de los tantos que ya tiene. Las tomas de agua que habían para que la gente pueda asearse ya no existen mas, la comisaría, la posta medica, ni el megáfono donde antes transmitían música de antaño y donde a cada rato te pasaban –la hora Inca Kola - .
El mar parece haberse dado cuenta de estoy cual castigo se ha tragado parte de la arena dejándonos solo un minúsculo espacio de playa y una buena porción de “piedras” las mismas que gracias a un alcalde que quiso hacer una carretera sin estudio alguno, comenzó a dinamitar los acantilados y estas terminaron a parar en el lecho marino, afectando la flora y la fauna que habitaban el mar y del mismo modo afectando a la “Ola de la Herradura una de las mas perfectas y conocidas en todo Sudamérica”.
.jpg)
El descuido que sufre la misma también se da por parte de la gente que la labora allí desde hace mucho tiempo, los restaurantes o locales de entretenimiento, a excepción de algunos que por su antigüedad “sacan cara” por el lugar (El Suizo, El Riviera, etc.) pero la mayoría necesita renovarse (La ex Maquina del Sabor...y uno que otro que dice llamarse restaurante.).
Incluso la gente que labora ahí aporta un poco de este descuido al seguir alquilando unas sombrillas y asientos que ya no tienen ni color, en muchos casos muchas están oxidadas y deterioradas y la verdad que dan mal aspecto y una nota lúgubre a una playa tan hermosa.
No se donde quedo La Herradura que conocí cuando niño, donde uno podía ir y revolcarse con el grupo inmenso de amigos en sus arenas que no lucían tanto desperdicio como el que tiene ahora, se podía corretear para meterse al mar sin peligro de tropezar o golpearse con alguna piedra, ya que no existían.
Me parece que antes los restaurantes también lucían más provocativos a la vista y más elegantes, tanto de día como de noche, dando un aspecto más agradable.
En algún tiempo La Herradura era una de las playas más hermosas que tenía Lima y el continente, donde solo la crema y nata llegaba tanto a veranear como para correr las “olas perfectas” que había en su mar. Se le nombro la mas “Elegante de Lima” y si que era bien respetada.
Con esto no trato de insinuar que vuelva a ser así; ya que los tiempos han cambiado y ahora esta playa nos pertenece a todos, sin importar condición social, raza ni religión. Solo que muchas veces, decepciona ver a personas humildes (tanto del distrito como de otros) dejar la playa más sucia de lo que la encontraron.
Mi madre siempre me enseño que el hecho de ser humilde, no significa que tengas que ser sucio, así que no entiendo el porque de esto, y el por que, las autoridades no refuerzan la limpieza en la playa.
En fin!!…quise seguir disfrutando de ese día, pero ya no lo logre. Inmediatamente me puse a pensar a cerca de que cambios se podrían hacer a la playa para que vuelva a ser la misma de antes; pero grande fue mi decepción al recordar, que gran parte de los terrenos han sido vendidos a una constructora; la misma que piensa convertir a La Herradura en un gigantesco complejo residencial cuyo nombre será “COSTA AZUL”.
.jpg)
Imaginas un conjunto inmobiliario y turístico de 200 hectáreas, frente a los mares de La Herradura.
Con edificios residenciales, parques ecológicos, hoteles de 4 y 5 estrellas, restaurantes, colegios privados, iglesia cuyas escalinatas descienden hasta las orillas, dos centros comerciales más espaciosos que el Jockey Plaza, un faro, un muelle para estacionar aproximadamente doscientos cincuenta yates. De hecho, este muelle amansaría el mar y lo convertiría en una poza, ideal para embarcar y desembarcar. Y la mítica ola de La Herradura, simplemente, desaparecería.Además del cambio de mareas, la biodiversidad marina también se vería afectada. Y los efectos repercutirían en todos los veraneantes, no sólo tablistas. Un día normal, se estima, habría en este lugar unas 30 mil personas en plena actividad y otras tantas en la playa, tomando sol. ¿Te imaginas? ¿Te asusta?
Desde un principio esta constructora alegó que los restaurantes del boulevard de La Herradura –la franja frente al mar en la que están la comisaría y la torre además de los históricos El Suizo, Costa Azul, el S.O.S., etc.– se encontraban dentro de su propiedad y de esa manera se inició un litigio que continúa hasta hoy.
La gente ha levantado su voz de protesta por esto, los surfers haciendo campeonatos para salvar a La Herradura, otros juntaron firmas para presentarlas a instituciones internacionales de conservación de Olas, ya que para muchos alterarla seria como destruir MachuPichu, o como construir una carretera en medio del Estadio Nacional.
Para muchas personas incluido yo, La Herradura es un santuario. Incluso el presidente remitió al Congreso de la República el proyecto de ley que declara Monumento Histórico y la intangibilidad absoluta del Morro Solar del Chorrillos. El proyecto tiene la finalidad de preservar ese importante patrimonio histórico para las generaciones futuras, como testimonio del heroísmo, valor y sacrificio de miles de peruanos que ofrendaron sus vidas en defensa de Lima durante la invasión chilena en la Guerra del Pacífico.
En que terminara todo esto?, no lo sabemos; es más, estando allí no me importaba. Solo quería pasar un buen momento, disfrutar de mi música, el mar, las olas, el sol, la arena, de la poca gente que había, de la paz que existía, y de las sombrillas despintadas, que dicho sea de pasó, podría apostar, darán sombra muchos veranos mas .
El tiempo avanza y sin darnos cuenta dejamos de ver a la naturaleza como aliada y ensayamos atentados que no solo afectan su belleza, si no también, la relación con el propio ser humano y el ambiente en el que vive

La Herradura es un paisaje soñado –legendario y prometedor- esperemos que siga ahí por mucho tiempo languideciendo en invierno y reviviendo en verano.
Te doy gracias por haber podido disfrutar de tu playa, de tu mar, de toda la gente linda que te concurre, de todos los días de verano y de tus noches de juerga interminables.
Y por más descuidada y desamparada que te encuentres, siempre serás para mí, -la mejor playa de todo Lima-.
¡Ahora,….Ya se de donde viene mi admiración por el mar!


2 comentarios:
TIENES RAZON AMIGO LA HERRA YA NO ES LA MISMA DE ANTES, AUNQ NO LA DISFRUTE TANTO COMO TU, XQ ERES MAS ANTIGUO jejejeje!!, PERO PUDE VER LA HERRA CON ARENITA Y EL MAR VERDE BRAVAZOO!AHORA, TA LLENA DE PIEDRAS Y TODA DESCUIDAD!!!, ESPEREMOS Q EN ALGUN MOMENTO SEA LA MISMA DE ANTES O AL MENOS MAS LIMPIA ...
CUIDESE UN BESOTE..!!
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