
Mariano se levanto de golpe y se dio cuenta que su celular Nokia que lo despierta todos los días a las 6:15, hoy le ha fallado. Jamás lo despertó.
Mariano esta retrazado media hora, esta aturdido y algo desesperado por que no quiere llegar tarde al trabajo. No debe. Hoy tiene una reunión a la cual no debe faltar.
Se apresura y se dirige a darse un baño de agua fría como lo hace todos los días por la mañana luego de su pequeña calistenia. Lamentablemente el día de hoy no podrá hacerla por el apuro, así que opta por ingresar de golpe a la ducha fría y bañarse lo más rápido posible.
Luego del baño aun esta algo aturdido por haberse levantado de golpe, pero sabe que eso no debe importarle porque aun esta retrasado.
De inmediato se pone la ropa interior, pantalón, zapatos y camisa; todo en un santiamén.
Baja deprisa y su mama lo espera con el desayuno servido, el cual no podrá disfrutar por el retraso. Decide llevárselo al trabajo junto con su almuerzo el cual siempre lleva en su lonchera verde de marca Igloo.
Se despide de su madre y esta le pide diez soles para su pasaje, hoy viaja al encuentro de su padre el cual esta ya de viaje desde el día martes. Al mismo tiempo ella le anticipa que mañana tendrá que comprar su almuerzo en el trabajo, ya que no habrá quien se lo prepare. Mariano le dice a su madre que no se preocupe, que no hay problema, que el se las arreglara, coge su saco, su lonchera verde de marca Igloo, su mochilita negra y sale volando de su casa. Aun sigue aturdido. Le pide a su madre que llame cuando llegue para avisar que se encuentra bien.
Mariano se dirige al paradero donde tomara la combi y posteriormente el bus de color morado que lo llevara a su trabajo. Aun esta atrasado, pero la combi llega rápido y lo lleva al otro punto de la misma manera. Ha ganado unos minutos.
Mariano no se confía, cruza la calle y se dispone a esperar el bus morado que lo llevara finalmente a su centro de labores.
De pronto ve a aproximadamente a cien metros acercarse el bus morado y conjuntamente con un grupo de gente avanza para tratar de hacerle el alto. Es en vano. Las malditas combis se han adueñado del paradero y nada impedirá que se muevan, aun a sabiendas que no hay pasajeros para ellos.
El bus morado se le pasó y Mariano no hace más que verlo alejarse y sonríe, pero por dentro sabe lo que puede suceder si llega tarde a la reunión así que trata de inventar una buena excusa para sustentar su falta y no ser amonestado en la misma. No lo consigue.
Mariano esta aun más desesperado, piensa que si no le hubiese dado los diez soles a su madre para el pasaje, se hubiese podido ir en un taxi y así solucionar la situación. De inmediato saca esa idea de su cabeza y se lamenta sigilosamente por pensar así.
Nuevamente se aproxima otro bus morado y nuevamente la gente se aglomera con la intención de subir al mismo. (Mariano odia las buses llenos, los detesta; pero detesta más, viajar en combi). Sabe que subir al bus morado será todo un desafió, sabe que será una lucha por apoderarse de un pequeño espacio, sabe que tendrá que lidiar con varios para lograr su objetivo y poder viajar tranquilo los 45 minutos que demorara en llegar el bus morado a su destino.
Entre empujones y apretujones Mariano logra subir y logra apoderarse de un pequeño espacio. Le ha costado un par de empujones y algún intercambio de palabras con algunos pasajeros, los mismos que prefirió evitar por el desagradable olor que estos desprendían.
Mariano aun esta desesperado, pero ahora esta molesto también, su terno y su camisa están más arrugados que la abuela de 86 años de su amigo Rodrigo.
Mariano quiere explotar, quiere mandar a todos al carajo, piensa en bajarse del bus morado y no asistir a su reunión. No lo hace, piensa que “no hay mal que por bien no venga”. Lo toma deportivamente y decide que seguirá hasta el final y que afrontara sus problemas como le han enseñado toda su vida.
Mariano esta desesperado aun, sigue molesto también, aun quiere explotar.
De pronto algo cambia su estado de ánimo. El bus morado ha hecho una parada y ha subido una chica preciosa. Mariano no lo cree, cree que aun esta aturdido y esta viendo cosas, pero no es así, esta viendo lo correcto. Es una chica preciosa de ojos exageradamente verdes y cabellos castaños. Mariano esta encantado con ella, esta impresionado por su belleza pero a la vez desconcertado ya que nunca jamás vio a una chica tan linda viajar en el bus morado que el toma todos los días para llegar a su centro de labores.
La chica sube tal como lo hizo Mariano a regañadientes con empujones y algún intercambio de palabras con algunas personas. Mariano la mira, la contempla de reojo, aun no lo cree; esta encantado y emocionado a la vez.
La chica se acomoda al lado de Mariano y no presta atención a las miradas libidinosas de algunos pasajeros que se inflaman al ver su cuerpo perfecto.
Mariano siente celos de todos ellos, le molesta que la miren de esa manera, lo único que desea es que alguien se pare y le ceda el asiento. Piensa en como puede hacerle el habla. Piensa en que seria de su vida si el estuviera con alguien como ella, piensa en muchas cosas, se ve casado y con hijos. Mariano esta alucinando.
La persona que se encontraba sentada al lado de Mariano se para y el asiento queda vació. Mariano no lo piensa dos veces y le sede el asiento a la chica, ella se lo agradece y le devuelve el gesto con una sonrisa increíble que dejan mostrar la perfección de sus dientes y sus preciosos labios.
Ella le pide sus cosas a Mariano. Mariano accede de inmediato y piensa que afortunadas son su lonchera verde de marca Igloo y su mochilita negra donde el guarda celosamente cosas muy suyas.
Mariano esta contento, los otros pasajeros lo miran con ojos de envidia, el sabe que es así. No le importa. Solo piensa en como hacer para conversar con ella. No sabe como.
Pero por esas casualidades que a veces nos da la vida, la chica se percata de que la mochilita negra de Mariano esta abierta y que unas hojas escritas a mano sobre salen de la misma, no aguanta la curiosidad y le pregunta a Mariano con una voz sublime para quien escribe eso. Mariano se pone helado, no sabe que responder, solo la mira directamente a los ojos exageradamente verdes, y atina a preguntarle que no le ha escuchado. Ella sonríe otra vez como solo ella saber hacerlo y le pregunta nuevamente por las hojas escritas a mano; Mariano que siempre siente vergüenza de conversar en publico de cosas personales, le responde con voz baja que es una carta. Ella lo mira, y le dice que ya nadie escribe cartas a mano, que para eso están los correos electrónicos.
Mariano se siente entupido no sabe que hacer ni a donde ver, solo siente que todas las miradas van hacia el, se llena de valor y se olvida de las mismas. Aun se siente estúpido pero no puede perder tiempo y le responde que el siempre gusto de escribir a mano, que lo siente mas personal y que se desenvuelve mejor haciéndolo. Ella lo mira, lo contempla. La hora no avanza, se detiene! A Mariano ya no le importa, solo quiere estar lo mas cerca que pueda de ella.
La persona sentada al lado de la chica se dispone a pararse, Mariano se inquieta, se emociona, piensa que puede ser su oportunidad de conversar y conocer a la chica de los ojos exageradamente verdes y de los cabellos castaños.
Se desocupa el asiento y Mariano piensa en sentarse, pero al lado suyo hay una señora mayor que esta luchando por mantenerse en pie. Mariano no sabe que hacer, ve el asiento, ve a la señora, ve a la chica y opta por cederle el asiento a la señora; desde niño le enseñaron a ser respetuoso por los demás aunque esto implique ciertos sacrificios.
Mariano ahora esta arrepentido, pero igual intercambia miradas con la chica; ella lo mira, el la mira; ella le habla desde el otro lado del asiento.
A Mariano ahora no le importa el que dirán o el que pensaran el resto de los pasajeros; no le importa que escuchen su conversación, no le importa si lo miran y si sienten envidia de el, no le importa si llegara al trabajo a tiempo, no le importa nada; ahora solo le importa seguir conversando con ella.
La señora a la cual Mariano le cedió el asiento de repente se para y nuevamente el asiento queda vació. Mariano no lo duda y se sienta tal como se levanto de la cama: de golpe. Ella se alegra, el también, ahora podrán conversar tranquilos. Ella le pregunta para quien es la carta, quiere verla; Mariano lo piensa, se la da, ella la lee.
Mariano piensa que no debió dársela, se burlara pensó. Ella mira a Mariano y le dice que jamás vio expresada en una carta, lo que el le escribió a la chica a la cual algún día amo.
Ella se enternece, le pide a Mariano que le hable de ella. El accede, no le gusta hablar del tema, pero no tiene que perder, no la conoce, que podría pasar. Ella le cuenta a Mariano de su vida, que cosas hace, a que se dedica y le cuenta también que esta de paso por Lima; nació aquí pero radica afuera. Se llama Gabriela. Le cuenta muchas cosas, le cuenta también sobre su ultima pareja, el cual la dejo por otra; Mariano piensa que su ex pareja debió ser alguien mucho mas estúpido que el, piensa que alguien debe estar loco para dejar a una persona tan linda, tan simpática, tan delicada como Gabriela.
Mariano esta contento, esta muy contento ahora. A Mariano ya no le importa su trabajo.
De repente se da cuenta que esta loco, que tiene una reunión de la cual dependen las personas que trabajan a su cargo, se da cuenta que nos los puede dejar al abandono, se da cuenta de que debe llegar a su trabajo.
A lo lejos divisa el letrero de una conocida agencia bancaria, señal de que ya tiene que bajarse. No lo desea, pero debe hacerlo. Se despide de Gabriela con un beso y un abrazo, le dice que lo hace sin querer hacerlo y con el dolor de su corazón. Ella lo mira, le sonríe con esa sonrisa que solo ella sabe hacer, el le devuelve la sonrisa y le dice que no la olvidara. Ella rompe un pedazo de papel y apunta algo en el, se lo da a Mariano y le pide que la llame. Es su número de teléfono. Mariano se pone contento, la gente lo mira con más envidia aun, el promete llamarla.
Mariano baja del bus morado y le dice adiós desde la calle, ella lo mira y le devuelve el gesto, le manda un beso volado. Mariano se derrite, esta mas contento ahora.
Mariano hubiese preferido que ella le de su correo, pero no atino a pedírselo, se arrepiente al máximo por eso. Sabe que es la persona mas estúpida del mundo, aun mas que la ex pareja de Gabriela; pero sabe que no debe arrepentirse jamás de las cosas que hizo o que dejo de hacer.
Mariano esta contento, esta muy contento, con una sonrisa enorme llega a su oficina con 20 minutos de retraso, en la misma le dicen que no hubo reunión, que se postergo.
Mariano esta muy contento, esta más que contento. Sabe que no debe ilusionarse por cosas así, hace algún tiempo tuvo una decepción y aun no la ha superado.
Mariano esta contento, esta mucho más que contento, se ve en la necesidad de contárselo a alguien, pero no tiene a quien. De pronto se le ocurre escribir lo que le paso y enviarles un correo a sus amigas para que estas sean cómplices de lo que le sucedió aquella mañana.
Mariano esta contento, esta muy contento, su día que parecía seria un día horrible se había transformado en un día más que estupendo, aun no lo creía.
Mariano ahora esta en su oficina, sentado en su escritorio, contemplando el espacio, y esperando que sus amigas le hagan algún tipo de comentario por lo sucedido.
Mariano esta contento, ojala todos sus mañanas fuesen así.
Mariano esta retrazado media hora, esta aturdido y algo desesperado por que no quiere llegar tarde al trabajo. No debe. Hoy tiene una reunión a la cual no debe faltar.
Se apresura y se dirige a darse un baño de agua fría como lo hace todos los días por la mañana luego de su pequeña calistenia. Lamentablemente el día de hoy no podrá hacerla por el apuro, así que opta por ingresar de golpe a la ducha fría y bañarse lo más rápido posible.
Luego del baño aun esta algo aturdido por haberse levantado de golpe, pero sabe que eso no debe importarle porque aun esta retrasado.
De inmediato se pone la ropa interior, pantalón, zapatos y camisa; todo en un santiamén.
Baja deprisa y su mama lo espera con el desayuno servido, el cual no podrá disfrutar por el retraso. Decide llevárselo al trabajo junto con su almuerzo el cual siempre lleva en su lonchera verde de marca Igloo.
Se despide de su madre y esta le pide diez soles para su pasaje, hoy viaja al encuentro de su padre el cual esta ya de viaje desde el día martes. Al mismo tiempo ella le anticipa que mañana tendrá que comprar su almuerzo en el trabajo, ya que no habrá quien se lo prepare. Mariano le dice a su madre que no se preocupe, que no hay problema, que el se las arreglara, coge su saco, su lonchera verde de marca Igloo, su mochilita negra y sale volando de su casa. Aun sigue aturdido. Le pide a su madre que llame cuando llegue para avisar que se encuentra bien.
Mariano se dirige al paradero donde tomara la combi y posteriormente el bus de color morado que lo llevara a su trabajo. Aun esta atrasado, pero la combi llega rápido y lo lleva al otro punto de la misma manera. Ha ganado unos minutos.
Mariano no se confía, cruza la calle y se dispone a esperar el bus morado que lo llevara finalmente a su centro de labores.
De pronto ve a aproximadamente a cien metros acercarse el bus morado y conjuntamente con un grupo de gente avanza para tratar de hacerle el alto. Es en vano. Las malditas combis se han adueñado del paradero y nada impedirá que se muevan, aun a sabiendas que no hay pasajeros para ellos.
El bus morado se le pasó y Mariano no hace más que verlo alejarse y sonríe, pero por dentro sabe lo que puede suceder si llega tarde a la reunión así que trata de inventar una buena excusa para sustentar su falta y no ser amonestado en la misma. No lo consigue.
Mariano esta aun más desesperado, piensa que si no le hubiese dado los diez soles a su madre para el pasaje, se hubiese podido ir en un taxi y así solucionar la situación. De inmediato saca esa idea de su cabeza y se lamenta sigilosamente por pensar así.
Nuevamente se aproxima otro bus morado y nuevamente la gente se aglomera con la intención de subir al mismo. (Mariano odia las buses llenos, los detesta; pero detesta más, viajar en combi). Sabe que subir al bus morado será todo un desafió, sabe que será una lucha por apoderarse de un pequeño espacio, sabe que tendrá que lidiar con varios para lograr su objetivo y poder viajar tranquilo los 45 minutos que demorara en llegar el bus morado a su destino.
Entre empujones y apretujones Mariano logra subir y logra apoderarse de un pequeño espacio. Le ha costado un par de empujones y algún intercambio de palabras con algunos pasajeros, los mismos que prefirió evitar por el desagradable olor que estos desprendían.
Mariano aun esta desesperado, pero ahora esta molesto también, su terno y su camisa están más arrugados que la abuela de 86 años de su amigo Rodrigo.
Mariano quiere explotar, quiere mandar a todos al carajo, piensa en bajarse del bus morado y no asistir a su reunión. No lo hace, piensa que “no hay mal que por bien no venga”. Lo toma deportivamente y decide que seguirá hasta el final y que afrontara sus problemas como le han enseñado toda su vida.
Mariano esta desesperado aun, sigue molesto también, aun quiere explotar.
De pronto algo cambia su estado de ánimo. El bus morado ha hecho una parada y ha subido una chica preciosa. Mariano no lo cree, cree que aun esta aturdido y esta viendo cosas, pero no es así, esta viendo lo correcto. Es una chica preciosa de ojos exageradamente verdes y cabellos castaños. Mariano esta encantado con ella, esta impresionado por su belleza pero a la vez desconcertado ya que nunca jamás vio a una chica tan linda viajar en el bus morado que el toma todos los días para llegar a su centro de labores.
La chica sube tal como lo hizo Mariano a regañadientes con empujones y algún intercambio de palabras con algunas personas. Mariano la mira, la contempla de reojo, aun no lo cree; esta encantado y emocionado a la vez.
La chica se acomoda al lado de Mariano y no presta atención a las miradas libidinosas de algunos pasajeros que se inflaman al ver su cuerpo perfecto.
Mariano siente celos de todos ellos, le molesta que la miren de esa manera, lo único que desea es que alguien se pare y le ceda el asiento. Piensa en como puede hacerle el habla. Piensa en que seria de su vida si el estuviera con alguien como ella, piensa en muchas cosas, se ve casado y con hijos. Mariano esta alucinando.
La persona que se encontraba sentada al lado de Mariano se para y el asiento queda vació. Mariano no lo piensa dos veces y le sede el asiento a la chica, ella se lo agradece y le devuelve el gesto con una sonrisa increíble que dejan mostrar la perfección de sus dientes y sus preciosos labios.
Ella le pide sus cosas a Mariano. Mariano accede de inmediato y piensa que afortunadas son su lonchera verde de marca Igloo y su mochilita negra donde el guarda celosamente cosas muy suyas.
Mariano esta contento, los otros pasajeros lo miran con ojos de envidia, el sabe que es así. No le importa. Solo piensa en como hacer para conversar con ella. No sabe como.
Pero por esas casualidades que a veces nos da la vida, la chica se percata de que la mochilita negra de Mariano esta abierta y que unas hojas escritas a mano sobre salen de la misma, no aguanta la curiosidad y le pregunta a Mariano con una voz sublime para quien escribe eso. Mariano se pone helado, no sabe que responder, solo la mira directamente a los ojos exageradamente verdes, y atina a preguntarle que no le ha escuchado. Ella sonríe otra vez como solo ella saber hacerlo y le pregunta nuevamente por las hojas escritas a mano; Mariano que siempre siente vergüenza de conversar en publico de cosas personales, le responde con voz baja que es una carta. Ella lo mira, y le dice que ya nadie escribe cartas a mano, que para eso están los correos electrónicos.
Mariano se siente entupido no sabe que hacer ni a donde ver, solo siente que todas las miradas van hacia el, se llena de valor y se olvida de las mismas. Aun se siente estúpido pero no puede perder tiempo y le responde que el siempre gusto de escribir a mano, que lo siente mas personal y que se desenvuelve mejor haciéndolo. Ella lo mira, lo contempla. La hora no avanza, se detiene! A Mariano ya no le importa, solo quiere estar lo mas cerca que pueda de ella.
La persona sentada al lado de la chica se dispone a pararse, Mariano se inquieta, se emociona, piensa que puede ser su oportunidad de conversar y conocer a la chica de los ojos exageradamente verdes y de los cabellos castaños.
Se desocupa el asiento y Mariano piensa en sentarse, pero al lado suyo hay una señora mayor que esta luchando por mantenerse en pie. Mariano no sabe que hacer, ve el asiento, ve a la señora, ve a la chica y opta por cederle el asiento a la señora; desde niño le enseñaron a ser respetuoso por los demás aunque esto implique ciertos sacrificios.
Mariano ahora esta arrepentido, pero igual intercambia miradas con la chica; ella lo mira, el la mira; ella le habla desde el otro lado del asiento.
A Mariano ahora no le importa el que dirán o el que pensaran el resto de los pasajeros; no le importa que escuchen su conversación, no le importa si lo miran y si sienten envidia de el, no le importa si llegara al trabajo a tiempo, no le importa nada; ahora solo le importa seguir conversando con ella.
La señora a la cual Mariano le cedió el asiento de repente se para y nuevamente el asiento queda vació. Mariano no lo duda y se sienta tal como se levanto de la cama: de golpe. Ella se alegra, el también, ahora podrán conversar tranquilos. Ella le pregunta para quien es la carta, quiere verla; Mariano lo piensa, se la da, ella la lee.
Mariano piensa que no debió dársela, se burlara pensó. Ella mira a Mariano y le dice que jamás vio expresada en una carta, lo que el le escribió a la chica a la cual algún día amo.
Ella se enternece, le pide a Mariano que le hable de ella. El accede, no le gusta hablar del tema, pero no tiene que perder, no la conoce, que podría pasar. Ella le cuenta a Mariano de su vida, que cosas hace, a que se dedica y le cuenta también que esta de paso por Lima; nació aquí pero radica afuera. Se llama Gabriela. Le cuenta muchas cosas, le cuenta también sobre su ultima pareja, el cual la dejo por otra; Mariano piensa que su ex pareja debió ser alguien mucho mas estúpido que el, piensa que alguien debe estar loco para dejar a una persona tan linda, tan simpática, tan delicada como Gabriela.
Mariano esta contento, esta muy contento ahora. A Mariano ya no le importa su trabajo.
De repente se da cuenta que esta loco, que tiene una reunión de la cual dependen las personas que trabajan a su cargo, se da cuenta que nos los puede dejar al abandono, se da cuenta de que debe llegar a su trabajo.
A lo lejos divisa el letrero de una conocida agencia bancaria, señal de que ya tiene que bajarse. No lo desea, pero debe hacerlo. Se despide de Gabriela con un beso y un abrazo, le dice que lo hace sin querer hacerlo y con el dolor de su corazón. Ella lo mira, le sonríe con esa sonrisa que solo ella sabe hacer, el le devuelve la sonrisa y le dice que no la olvidara. Ella rompe un pedazo de papel y apunta algo en el, se lo da a Mariano y le pide que la llame. Es su número de teléfono. Mariano se pone contento, la gente lo mira con más envidia aun, el promete llamarla.
Mariano baja del bus morado y le dice adiós desde la calle, ella lo mira y le devuelve el gesto, le manda un beso volado. Mariano se derrite, esta mas contento ahora.
Mariano hubiese preferido que ella le de su correo, pero no atino a pedírselo, se arrepiente al máximo por eso. Sabe que es la persona mas estúpida del mundo, aun mas que la ex pareja de Gabriela; pero sabe que no debe arrepentirse jamás de las cosas que hizo o que dejo de hacer.
Mariano esta contento, esta muy contento, con una sonrisa enorme llega a su oficina con 20 minutos de retraso, en la misma le dicen que no hubo reunión, que se postergo.
Mariano esta muy contento, esta más que contento. Sabe que no debe ilusionarse por cosas así, hace algún tiempo tuvo una decepción y aun no la ha superado.
Mariano esta contento, esta mucho más que contento, se ve en la necesidad de contárselo a alguien, pero no tiene a quien. De pronto se le ocurre escribir lo que le paso y enviarles un correo a sus amigas para que estas sean cómplices de lo que le sucedió aquella mañana.
Mariano esta contento, esta muy contento, su día que parecía seria un día horrible se había transformado en un día más que estupendo, aun no lo creía.
Mariano ahora esta en su oficina, sentado en su escritorio, contemplando el espacio, y esperando que sus amigas le hagan algún tipo de comentario por lo sucedido.
Mariano esta contento, ojala todos sus mañanas fuesen así.


